¿Y dónde coño vas a esa velocidad por el centro de la ciudad?
Tus prisas no merecen ni un ápice de sufrimiento. Las suyas destrozaron dos vidas aquella noche…

Consciencia, deberíamos tomar consciencia…Hay prisas que matan. Y un coche en manos de las prisas es un arma que ejecuta personas.
¡Aviso!, otra guardia movida era aquella de aquel festivo de aquel diciembre 2013.

Atropello en vía pública, mujer con posible fractura de pierna, fue el aviso que el compañero nos contó justo antes de echar a andar.

Y las prisas, las sirenas y las luces nos ponen en marcha, marcha rápida, nosotros si teníamos prisa…
Camino de aquella calle estrecha que sale de una rotonda cercana nos ponemos guantes y comentemos como siempre las posibilidades del aviso. En esa calle es imposible coger velocidad, está bien iluminada y señalada.

¡Me ha matado!, este chico me ha matado…

Señora joven semisentada sobre piernas facturadas por diversos sitios. La derecha prácticamente amputada, sólo las medias y algo de piel sostienen un miembro catastrófico…
Me duele…Vía del 18 y Fentanilo intravenoso le traen esa analgesia que le consuela y no le tranquiliza.

Llora, las lágrimas brotan cuando mira hacia abajo y toma consciencia de su estado.
A escasos metros un chico joven de camiseta blanca y manos en la cara no se explica lo que ha sucedido…¡Ha sido sin querer, el coche se me ha ido en la rotonda, lo siento, lo siento…!
Revisión de trauma confirma fracturas múltiples en ambas extremidades inferiores al ser arrastrada y atropellada contra una pared. Resto, salvo alguna herida leve en manos, sin interés. No sangrado abundante.
TA baja, 115 latidos, frecuencia respiratoria elevada.

Alineamos y vendamos extremidades.

Pasamos volumen, más analgesia, analgesia que mitiga dolor y no pena, lágrimas y más lágrimas…ansiolítico,inmovilización. Camilla cuchara a colchón de vacío y a la ambulancia.

El chico confiesa que iba rápido, llegaba tarde…
Aquella noche, aquella prisa amputó una pierna y destrozó una vida de un chico joven que tenía, tenía prisa por llegar…

¿Y de verdad hay prisas que merezca la pena tanto dolor?..

Aquel chico de 20 me contó hace poco sus 4 años de arrepentimiento. Abandonó la carrera y las prisas…su vida se vino abajo y aún no ha levantado cabeza.
Tienes permiso para compartir, si crees que no hay prisas al volante que merezcan ese dolor, puedes compartir.

Y así otra batalla y así una profesión.

No leas, es pena pura lo que pasó…Hoy hace tres años o quizá cuatro y qué más da.

Con las consecuencias de lo que hice hoy, sabré mañana lo que he aprendido.

Aquel día estaba de guardia en una base distinta a la mía y la revisión era revisión a fondo, me gusta saber dónde está cada cosa cuando no trabajo en mi “oficina”.
¡Rápido Alberto, nos vamos de aviso!
“Chico de 17 inconsciente, no me han dado más datos”, era la médico con cara de sorpresa la que me lo comentaba.

Y de camino las elucubraciones de qué ha podido suceder…Ninguna de las posibilidades nos colocaba en el drama que nos tocaría, me tocaría vivir…
Un tercer piso de un bloque en el barrio moderno de la antigua ciudad.
Al abrir la puerta me doy de bruces con un antiguo compañero. Alegría tras casi siete años sin saber de él.
Su cara de sorpresa y pena, casi no pude contener las ganas de darle un abrazo.

Pero unas lágrimas en sus mejillas me hacen suponer que la desgracia llegó a su casa y avanzamos por el pasillo sin palabras de por medio.

Tendido de lado, en el suelo del salón, aquel chico joven y extremadamente delgado. Con aquella sudadera gris de los Chicago Bulls…Pongamos que era Gonzalo, que más da.

La madre, en silencio, sujeta su mano.
“Se ha desplomado sin más. Ha terminado de desayunar y ha dicho que no soportaba el dolor, se ha caído muerto al suelo”.

Al girar la cara para valorarlo reconozco perfectamente a aquel chico. La última vez que le vi era un niño de 10 años alérgico al que vacunaba cada 15 días.
Inconsciente,respira y tiene pulso. Gonzalo está vivo.
Satura al 98 %, su glucemia es de 60 mg/dl, TA de 100/57, no tiene fiebre y su latido es fuerte a 80 por minuto.
Sus pupilas son isocóricas y reactivas a la luz.

ECG sin alteraciones. Todo salvo glucemia parece normal.

No todo, aquel cuerpo caquéctico  y aquella tez cetrina de muerte cercana nos estaba anticipando lo que no queríamos creer…Tiene un tumor terminal.

Vía del 18, suero glucosado y a los pocos minutos recobra consciencia…
Náuseas  y Primperan intravenoso que le mitigan sus ganas de vomitar lo poco que había podido comer.

El padre, ese amigo, me coge del brazo y me saca del salón para darme un abrazo y echarse a llorar, lágrimas en mi hombro y lágrimas en mi cara…
“Se nos va , Gonzalo se nos muere”
Un día jugando al baloncesto se sincopó y ahí descubrieron su tumor óseo que le ha quitado la vida en tres meses.

Tras hablar un rato con él, volvemos al salón y es ahí donde el chico me sonríe…se acordaba de mi…”Alberto, me dabas miedo con aquella jeringa, ¿lo recuerdas?, me comenta ya repuesto y sentado en el sofá.
Charlamos, fue un rato de recuerdos, los suyos de infancia y los míos de enfermero recién terminada la carrera. Años bonitos que hoy son recuerdos entre pena.
“Me muero, lo sé y quiero pedirte un favor”.
Duérmeme por favor, quiero dormir y no despertar, por favor duérmeme, necesito morir ya. Estoy sufriendo tanto que necesito morir”.

Otra vez el nudo que me ahogaba el aliento y la sensación de vacío que te embarga cuando sabes que poco podrás hacer.
Te prometo que vamos a quitarte el dolor y vas a poder vivir dignamente, creo que fueron mis palabras.
Gonzalo se encuentra en programa de paliativos y su dosis de mórfico le es insuficiente. La médico coge el teléfono y a la media hora el equipo de apoyo a pacientes terminales aparece por la puerta.
Hay que modificar tratamiento, el dolor no tiene sentido y machaca física y emocionalmente a Gonzalo.

Le administramos su primera dosis da Fentanilo y quedó prescrito en parches.
A los pocos minutos sonríe, “joder esto que me habéis puesto es vida ” dice entre sonrisas.

Un “Muchas gracias” y un abrazo sincero me da antes de salir por la puerta. Abrazo de un niño grande que sabe que nunca podrá ser un niño adulto.

De aquel niño asustado ante aquella minúscula aguja de la vacuna que hoy afronta el peor de los miedos.

Su padre nos dio mil gracias y otro apretón de manos con el que traté de desearle suerte y fuerza para lo que se avecinaba.

De regreso a base, otra vez silencio, otra vez frustración y otra vez “Coño, que injusta es la puta vida”.

No volvió a llorar de dolor, me comentó su padre en una llamada telefónica a los pocos meses. Gonzalo había fallecido triste, pero sin dolor.

Y hoy, tres o cuatro o cinco o quizás más años después, recuerdo a Gonzalo junto al mar. Ese mar en el que lavo uniforme, el que mitigo mis penas y vacío mochila.

Y hoy vuelvo a pensar, vuelvo a tener más claro que ese cielo y ese mar, que vivir el momento tiene todo el sentido. Vivir la alegría, las penas vendrán sin ser llamadas.

Y así otra batalla y así otra profesión.

PD : Como siempre, Gonzalo no se llamaba Gonzalo y su historia queda respetada como no podría ser de otra manera.

Y llovieron patadas y llovieron puñetazos.
El hombre que desea ser infeliz halla el modo de poner a prueba su rumbo.

El hombre que busca el rumbo adecuado halla el camino de ser feliz.

Si, lo asumo, tengo ese Imán para esos avisos “especiales”, diferentes. Esos que con frecuencia ponen a prueba nuestro máximo potencial y no pocas veces colocan nuestra propia integridad física en el alero.
Alguien decide lesionarse tras beber, ingesta de fármacos y drogas… cuando se ve desfallecer llamada de alerta antes de morir desangrado.
Corte y sangrado abundante tras meter extremidad en un cubo de agua caliente…
Compresión y vendaje frenan la hemorragia venosa, no compromiso arterial.
A ojos poco entrenados se encuentra inconsciente y al borde de la muerte, pero se resiste a la apertura de párpados y moviliza pies al dolor.
Pupilas medias isocóricas y reactivas.

Tensión arterial dentro de la normalidad. Ligera taquicardia, pulso lleno. Resto de constantes también son totalmente normales.

Paciente dispuesto para traslado a hospital donde será atendido por un cirujano.
Presencia policial, que acudió a su llamada de auxilio, nos ayuda a gestionar la situación. Todo parece controlado y dentro de los parámetros de seguridad para paciente y equipo.

En un segundo y sin previo aviso se agita, grita, se descontrola y llueven patadas y llueven puñetazos. Se arranca la vía, sangre y más sangre…Golpe en una ceja a un compañero técnico, golpe en la cara al otro…saltan objetos, se rompe cenicero y vuela algún vaso de la mesa que se hace añicos a nuestro lado…El caos…
Hemos pasado del control al descontrol sin previo aviso, nada lo hacía preveer y hemos de reaccionar tan rápidamente como su agitación y descontrol.
Hemos de evitar que se lesione más y asegurar nuestra propia integridad.
Policía apenas puede sujetarle mientras le sedo con difusor intranasal. Su fuerza es descomunal…Midazolam hasta tres ampollas, dosis que a ti y a mi nos dejarían como un tronco, a él simplemente le relajan y algún bostezo…
Intentar otra vía y comenzar puñetazos de nuevo…
Conseguimos hacernos con él, no fue nada fácil…
Traslado con medidas de contención y al llegar a hospital el paciente va dormido…Tratan de coger otra vía y vuelve la lluvia de golpes, esta vez es contenido por compañeros y personal de seguridad…muchas manos que apenas pueden con un solo hombre…
No hubo que lamentar daños en ningún componente del equipo.
Sólo la precaución y la alerta nos hará estar preparados para afrontar lo inesperado.
Porque en este trabajo lo inesperado se hace frecuente y con esa frecuencia llueven puñetazos y golpes…

Nada habló, ninguna explicación. No seré yo quien juzgue motivos y comportamiento…
Hay que estar muy desesperado para llegar a ciertos límites.

Sólo te diré que hay soluciones, aunque hoy no las veas, créeme que las hay.
Busca personas, busca herramientas y nunca desistas en la lucha. Los puñetazos y los golpes se pueden evitar.
Quizá alguien esté al borde de esa desesperación y necesita saber que no es el camino. El camino de los puñetazos y golpes no es más que el camino al interior de esta ambulancia.
Quizá este post ayude a ese alguien que necesita leer, necesita escuchar que el único camino es el de pedir ayuda y si busca hallará gente dispuesta a prestar esa ayuda.

Y así otra batalla y así una profesión.

Yo controlo y alcohol,  palabras incompatibles.

Todo era blanco, todo era niebla, pero  él  controlaba…

Era mañana recién venida y era guardia de domingo.

Al ir de camino me adelantan coches a una velocidad imposible, nadie puede ver tanto en aquella oscuridad blanca.

¿En qué irán pensando esos conductores?, era mi pensamiento… ¡Cuán difícil resulta conocer el rumbo de mente ajena!

Apenas termino de revisar cuando el teléfono nos vuelve a poner en marcha una vez más ¡Salida de vía con vuelco!, es en la autovía por la que hacía media hora había pasado, esa donde todo era blanco y oscuro…

A los 7 minutos estábamos al pie de aquel coche patas arriba, aquel amarillo que ocupa el carril derecho dirección Toledo.

Una chica de rodillas, chilla y tira en un intento de sacar al conductor atrapado en el interior del vehículo.

“Un animal se nos ha cruzado, ha dado un volantazo y sólo recuerdo vueltas y más vueltas. He conseguido salir por la puerta de atrás y al mirar he visto que él estaba muerto”

Casco, guantes anticorte y desde ambas puertas delanteras accedemos al habitáculo entre cristales, hierros y aceite que empapa la calzada.

EL conductor es un chico joven que se encuentra atrapado boca abajo y sujeto por el cinturón. Inconsciente, respira y tiene pulso. Baja saturación y no sangrado abundante, varias fracturas son evidentes a simple vista. Mascarilla con reservorio y collarín.

Los bomberos no tardan más de 10 minutos en sacarlo por luneta delantera. Al tablero con Dama de Elche que fija su cabeza tras comprobar que no sufre TCE de importancia a simple vista. Está chocado, su tensión por los suelos y logro canalizar una vía de bajo calibre que será insuficiente.

El médico confirma las sospechas de fracturas en extremidades inferiores y muñeca derecha. ¡Alberto su abdomen!…es duro y todo hace sospechar de sangrado abdominal de importancia que le está chocando. ¡Necesitamos meter volumen, el chico se nos va!

Los accesos venosos son inviables y uso pistola intraósea en húmero que entra a la primera.

Se agita, analgesia, relajación, sedación e intubación rápida. Pasamos primera carga de expansor de volumen a chorro que remonta tensión hasta el límite que es adecuado, más podría aumentar el sangrado y sería perjudicial.

Curas y vendaje de heridas locales. Férulas de vacío que inmovilizan ambas extremidades inferiores y pasamos a la ambulancia.

Remonta tensión y saturación, se va estabilizando. La chica pide ver a su novio y desde la puerta le dice entre lágrimas que le quiere y que todo va a salir bien, ahora no chilla, simplemente llora y se lamenta…” Nos casaremos pase lo que pase nos casaremos como veníamos hablando, nos casaremos. Dios va a querer que nos casemos”

Confirma a la Guardia Civil que vienen de una discoteca donde estuvieron toda la noche y que han bebido, pero controlan, ¡La culpa ha sido de un perro!

Activamos nuestro código trauma para que a nuestra llegada la asistencia sea rápida y por especialistas, ¡este chico necesita un quirófano ya!

Fue intervenido de varias fracturas y laceración hepática. Estuvo a un paso de irse, al final sobrevivió con una ligera cojera, problemas de hígado y autoreproches de por vida.

Una noche de fiesta, alcohol y un ”yo controlo” están detrás de muchas más muertes de las que nos podemos imaginar. Y no sólo eso, la cantidad de secuelas, de personas que quedaron con limitaciones de por vida y que aún lamentan aquel control irreal.

Y así otra batalla y así una profesión.

Y una persona se rompió
Un día escribí…”Un huevo se rompe si se trata con brusquedad”.

Y aquella noche una persona se rompió, no vio salida y buscó la única salida que pensó le dejaba la desesperación…abandonar esta vida de la mano de un sueño traidor, de un bote de barbitúricos que dictó sentencia.
Hacía más de dos hora que hizo aquella llamada de despedida a su hijo, su última llamada que quedó grabada en un buzón de voz.
En parada cardiorespiratoria, pupilas mióticas areactivas, le dimos el beneficio de la duda y peleamos, 40 no es edad para no intentar ver camino de nuevo.
Hicimos todo y más, aún a sabiendas que era tarde…Vías, sondaje, antídoto….Masaje y más masaje….era verano de noche y sudor y más sudor empapaba mis brazos, el suelo…No hubo ritmo, no nos faltaron ganas ni escatimamos esfuerzo.
No salió y allí finalizó lo que luego nos leyó su hermana…Una carta de despedida…De esa carta solo os dejo estas letras…” No me lloréis en la muerte los que en vida no me quisísteis…”

Era larga, llena de sentimiento y era dura, muy dura…y su hermana se empeñó en leerla a todos los presentes… Ella lloraba y todos lloraron, a todos nos vino ese agua salada 

Recordé estas palabras que un día escribí…

“Una persona se puede romper si no la tratas con cuidado.
Una persona no es una roca, aunque por fuera parezca un yunque, un macizo de granito.
Una persona con la que te cruces va rodeada de millones de historias tan o más complicadas que tu propia historia.

Una persona es un ser delicado aún rodeado de seguridad insultante, o quizá esa seguridad no sea más que inseguridad manifiesta.

Esa persona busca en ti respeto, quizá apoyo y cuanto menos que la trates de la misma forma que te gusta ser tratado.

Esa persona sufre, llora, ama, padece se emociona y habla consigo mismo tanto o más que tú.

¡Esa persona es un huevo que merece delicadeza!
¡Porque esa persona es ella y tú!”
Y así otra batalla y así una profesión.
Gracias por estar ahí y gracias por cuidar a quien te rodea.

Coger agua a puñados…

Hoy no vengo a narrarte un aviso.

Hoy vengo a narrarte muchos avisos.

Hoy vengo a intentar ventilar un poco la mochila, mi mochila…ese cúmulo de sinsabores y sensaciones de sabor amargo que en algunos casos quedaron impregnando mi uniforme.

Hoy pienso que no siempre ganamos, que no siempre salió cara.

Hoy pienso que cuando más hay que dar la cara es cuando sale Cruz.

Hoy pienso, como ayer pensaba, que nunca fuimos ni seremos Súper y mucho menos Héroes. Esos siempre ganan, nosotros perdemos tanto como ganamos.

Tú perdiste a tu familiar, yo dejé parte de mi fuerza, de mi poder, de mi soberbia en aquel aviso.

El que murió perdió, tú sufres y yo…yo con frecuencia sufro; créeme que sufro.

¡Cuán difícil resulta pelear contra molinos siendo hormiga!

Perdimos porque la muerte siempre lleva cartas ganadoras, cartas trucadas y nosotros jugamos a engañarla aun sabiendo que ella siempre gana.

Hoy también sé que la engañamos con frecuencia y siempre procuramos que su victoria sea menos, restando dolor y dando esa dosis de ser humano a otro ser humano convertimos su victoria en la victoria del que vence, pero no convence.

Hoy sé que mil palabras de agradecimiento me demostraron que nuestra labor también es trabajo que genera felicidad, a veces ganamos…siempre serán victorias transitorias, pero es que aquí estamos de tránsito.

Hoy sé que merece la pena plantarle cara a la muerte.

Hoy sé que perdemos, pero también ganamos batallas.

Hoy sé que la victoria no está en nuestras manos, quizá en manos de un Ser Superior, quizá para muchos no haya victoria, para mi si y no será en esta vida. Aun así, sé que hay que hacer por vivir esta y vivirla decentemente, sin dolor, sin sufrimiento… eso si está en nuestras manos, en tus manos.

Con frecuencia intentar salvar una vida se convierte en un imposible, tratar de coger agua a puñados…Con frecuencia intentar coger agua a puñados merece la pena.

Y así mil batallas y así una profesión.

Héroes de verdad…


¨Aquí os criamos y aquí queremos morir. Nos hemos ganado el derecho a decidir hasta dónde pelear y hasta dónde sufrir¨.

Un aviso, dos pacientes; de vuelta camilla vacía y el corazón encogido.

La maldita enfermedad entró en aquella casa, ella de mama, él de páncreas con dos meses de diferencia.

 

Todo pasa, de todo me olvidaré, o no… ¡Porque yo tampoco soy invencible! ¡No soy héroe sino humano de carne, alegrías y penas!

Y hay avisos, personas y circunstancias que nunca olvidaré…

Cuesta mucho arañar memoria y desempolvar emociones para sacarlas a la luz.

Algunos posts me cuesta plasmarlos sin despertar mis propias angustias, sinsabores, mi propia tristeza.

Hoy siguiendo los meandros de mis recuerdos me vino a la memoria este caso que atendimos hace tiempo y justo tras el recuerdo, esa tristeza del momento.

Todos bebemos amargura…ese día, ese aviso, fue amargura sin matices.

 Era una panadería y olía a horno, a pan caliente…

“Al fondo, están al fondo”…Dos camas, un matrimonio y la misma cara cetrina de final cercano en ambos.

Nos alertaron por disnea en varón de 60 años.

“Mi padre se ahoga desde esta mañana, tiene metástasis pulmonar y mucho dolor en espalda, el oxígeno nada le hace”.

“Mi madre se nos muere también…”, las lágrimas no le dejaban contar lo que aquella habitación del fondo del pasillo encerraba…

Satura a 85 con oxígeno. Acrocianótico, 110 lxm, respiratoria de 38 rxm, glucemia de 100, TA de 140/87…ECG taquicardia sinusal.

Le incorporamos, mascarilla con reservorio, aerosol.

Vía del 18 y Actocortina.

Unos miligramos de Morfina y un Pantoprazol frenaron el dolor y la mejoría no se hizo esperar…Mejoró saturación y disnea, se quitó mascarilla y habló…

 

“No quiero ir al hospital hija, quiero morir aquí, agarrado a la mano de tu madre… En mi cama, en mi casa rodeado de vosotras”. 

La mujer ocupaba la cama de al lado, enferma terminal como su marido no había hablado…

“Tu padre lleva razón…Esta casa la construimos con nuestras propias manos tarde a tarde, fin de semana a fin de semana y a ella os trajimos a ti y a tu hermana…Os dimos educación, celebrando cada día de fiesta en ese salón, os dimos carrera y mucho cariño…Sólo os pedimos que nos dejéis morir como hemos elegido, nosotros os dejamos vivir como vosotras elegisteis…Y no volvió a decir nada más…Lloraba en silencio.

 

Las hijas también lloraban y fue el padre el que rompió aquel silencio…” Llevamos meses luchando, ella por mí y yo por ella; hemos peleado hasta lo indecible, noche tras noche hemos aguantado el dolor del otro…solos en esta habitación hemos encontrado apoyo el uno en el otro…Pero todo tiene un límite, un final y este es nuestro final, el final que queremos tener…Nos hemos ganado el derecho a decidir hasta dónde pelear y hasta dónde sufrir. No hay más hijas, esto ha sido nuestras vidas y ambos estamos encantados de haberlas vivido tan felices en esta casa. Dejadnos morir en paz por favor os lo pedimos”

No hubo más palabras… En ese momento y ante ese razonamiento tan cuerdo y tan lleno de verdad poco podíamos decir…

Al salir un apretón de manos y un “Suerte”… Fueron dos sonrisas y un gracias a coro lo que recibimos al salir por la puerta de aquella habitación del fondo.

Una hija se nos acercó y nos comentó que ya tenían medidas de paliativos y que ella como enfermera se hacía cargo.

De vuelta otra vez silencio en el equipo, poco habíamos hecho, poco había que hacer…Mucho de lucha, valor y héroes aprendí aquel día. 

Y así otra batalla y así una profesión.

 

 

 

Con un pie allí y otro aquí vivió.

Y fue este desfibrilador el que trajo sus dos pies a este lado de la línea, esa línea que separa vida y muerte. 

 ¡Cuántos infartos llevamos últimamente en personas cada día más jóvenes!, comenta el médico a la ida aquella madrugada.

Un centro de salud nos había solicitado a las 3:30 por varón de 49 años con dolor precordial y elevación de ST en varias derivaciones.

 Pedro agarra la mano de su mujer, su cara lo dice todo…No es para tanto ¿verdad?, fueron sus primeras palabras.

Llevo desde ayer con malestar de estómago y sensación de no estar bien. Esto me pasó otras veces y con un Omeprazol se me pasa…Me guiñó un ojo buscando mi confirmación de que efectivamente no era nada…

Habla muy rápido, sudoroso, pálido, náuseas y dolor intenso en centro tórax que refiere de intensidad 7 sobre 10.

 

Alberto ven…al ver aquel electro no podía creer que tuviese tanto corazón afectado y aún siguiese latiendo.

“Pedro, tiene un Infarto y tenemos que llevarle a Toledo para que le realicen un cateterismo”…saber qué tiene y qué hacemos le tranquiliza.

Activamos nuestro CORECAM, ese código de reperfusión coronaria que le llevaría a un hospital con servicio de hemodinámica para abrir esas arterias coronarias que en ese momento estaban prácticamente cerradas.

 

Aspirina 300, Plavix 600, 2 puff de Trinispray, Primperan, Pantoprazol…

Tiene un 20 en brazo izquierdo, cojo un 18 en mano derecha y saco sangre…”Buen banderillero” me comenta tras el pinchazo…y otro guiño de miedo.

Satura a 89{dd1faaa974e128bd5987fd795b61a773592e8c72189d8063a58278bb9a158e92}, gafas nasales y O2.

Mantiene tensiones, taquicárdico a 110, pulso lleno, normoglucémico…

Antes de entrar en la ambulancia llama a Mamá, su mujer, un abrazo largo y un “voy a salir de esta os quiero”.

En 5 minutos luces y camino del hospital.

Perfusión de Solinitrina y algunos miligramos de Morfina mantienen el dolor a raya.

Comienzan extrasístoles aisladas, queda media hora nos dice el conductor…

“Conduzco un camión y mañana tengo un viaje importante, decidle a mi hermano que no se olvide de recoger las llaves que he dejado en mi riñonera por favor”.

Pendientes del monitor y charlando sobre lo humano y lo divino pasaron los kilómetros, los minutos…

Fue todo muy rápido, entró en racha de extrasístoles y de ahí a Fibrilación, ese maldito ritmo cardíaco que equivale a estar muerto.

 

¡¡¡Para, para la ambulancia!!!

Era una curva cerca del pueblo de Mora donde Pedro llevó un pie al otro lado de la línea.

Golpe precordial mientras carga el desfibrilador, no surge efecto…

¡Que nadie toque, voy a descargar! Primera a 200 julios, continúa en Fibrilación.

¡Carga a 300!

¡Que nadie toque!, descarga…sigue en FV.

¡A 360!, descarga y tras la tercera sacudida…Breve asistolia y recupera ritmo sinusal.

” Uffff, disculpad, creo que me he dormido un poco”…

¡Dale rápido!, quedaban 15 minutos y mi corazón latía mucho más rápido que el suyo.

Me quema un poco el pecho, comenta mientras se toca en la zona de las descargas.

¡Ahora me encuentro mucho mejor, yo creo que mañana podré estar en casa!

Al llegar, y dejar a Pedro sobre la mesa de hemodinámica, me comentó que por favor le dijese lo de las llaves a su hermano. Recuerdo que me dio las gracias por la charla y entre risas me comentó que me pensase lo de ser banderillero…sonrisas, un apretón de manos y buena suerte fueron mis palabras.

Vivió, sigue conduciendo, con varios muelles en su corazón y siendo consciente que tuvo un pie allí y otro aquí ha dejado el tabaco.

Sale a andar cada tarde, con ambos pies en esta vida gracias a este monitor, sale a andar cada tarde…

 

Y así otra batalla y así una profesión. 

Escribo porque quiero, me lees porque quieres.¡Escribo porque creo que ayuda!

“¿Y por qué escribes lo que pasa en tus avisos?, ¿A quién le importa lo que vivamos o dejemos de vivir dentro de la ambulancia?”, fueron las palabras de un compañero.

Escribo porque…

El papel y el lápiz no me juzgan.
Lo que soy no debiera chocar con quién me gustaría ser y mostrar quién soy no me asusta.

Escribo porque me ayuda a gestionar mi mochila emocional que quedó adherida tras aquel aviso.
Escribo porque estas lecciones de vida algún día pueden ayudar a la vida de mis hijos.

Escribo porque al narrar lo que hacemos ayudamos a que conozcan mejor nuestra profesión.
Escribo porque, si quien me lee algún día es paciente, entenderá mejor que está pasando, porqué está pasando y sin duda será mucho más empático conmigo, contigo…
Escribo porque fueron muchas las personas que me animaron a ello, quienes confiaron en mi y tras leerme perdieron parte del miedo que damos…
Escribo porque hay batallas, hay luchadores que merecen ser recordados, pacientes y compañeros lo dan todo y merece recordar…

No soy escritor, soy enfermero y escribo para que me, nos conozcan mejor.
Y sobre todo escribo porque no me da miedo el fracaso a no gustar. Entre el éxito y el fracaso me quedo con ser feliz.
¡Que tengamos ese Feliz Día!

Un accidente, uno vivió, uno murió.

Echar delante un pie u otro es una decisión banal, hay decisiones banales que cuestan una vida.

 

Era invierno, hacía frío de cojones y era Navidad.

Nieblas y llovizna me encontré al ir a trabajar aquella mañana, tiempo dentro de lo normal para la época. 

El equipo saliente tuvo una de esas malas guardias que te dejan sin fuerza y con pocas ganas de charla en la transferencia de la guardia.

Revisamos rápido y tomaba el segundo café de aquella mañana.

 

Suena el timbre de aviso dentro de la base y la voz que nos dice que tenemos un tráfico a pocos kilómetros.

Choque frontal de dos coches con atrapados, fue la información que recibimos.

Vehículos mal aparcados en las cunetas de una carretera comarcal, varias personas de aquí para allá con el consiguiente riesgo de provocar otro accidente.A los pocos minutos la Guardia Civil ordena tráfico y despeja la vía.

Un coche pequeño con una chica atrapada y otro más grande con un chico inconsciente y tumbado sobre asiento del acompañante.

La chica habla y se queja de dolor en ambos tobillos, llevaba cinturón y le duele el pecho. Coloco vía 18 en mano izquierda y Fentanilo como analgesia. Llega el equipo de primaria y se queda con ella hasta que los bomberos la sacaron 15 minutos más tarde.

 

Me llama el médico que atendía al chico. ¡Alberto ven, inconsciente y a punto de pararse!

Collarín, control cervical, tablero y al suelo.

Monitor indicaba tensión de 70/50, frecuencia de 40, saturación de 77{dd1faaa974e128bd5987fd795b61a773592e8c72189d8063a58278bb9a158e92} a pesar de oxígeno en mascarilla reservorio.

“Qué trabajo le costaría haberse puesto el cinturón”, comenta alguien a nuestra espalda…No es momento de recriminar nada, recuerdo que pensé dentro de mi visión túnel. 

Ecofast rápido descarta líquido abdominal, derrame pericárdico y neumotórax en ese momento.

Guedel, Intubación complicada, sonda nasogástrica. Sangrado por el tubo y no sube saturación.

Segunda vía intraósea en tibia izquierda.

Pasamos volumen…

Tras revisión rápida de trauma identificamos trauma tórax, posiblemente por el volante, el airbag no ha saltado. No TCE ni otro hallazgo significativo.

¡Se para, se para…!

Masaje continuó ¡…27, 28, 29 y 30!

Adrenalinas, la asistolia no responde…masaje, bicarbonato y más adrenalina…

 

45 minutos de pelear, de animar, sus 34 años nos hacen albergar esperanza, la misma que quedó en aquella cuneta bajo una sábana junto a aquel coche grande, aquel cuyo cinturón no usó, aquel al que el airbag falló.

Recuerdo sudor, no recuerdo frío, recuerdo frustración.

 

Y al regresar a base silencio en el equipo.

Reponer, limpiar material y pocas palabras…

Recuerdo que al quitarme las botas pensé en la vida y la muerte, que te calces una u otra bota, que adelantes uno u otro pie son decisiones banales, ponerte o no ese cinturón aún hay a quien le puede parecer una decisión banal…

La chica que ocupaba aquel coche pequeño y llevaba cinturón aquella fría mañana de invierno, fue operada de fracturas en ambos tobillos y dada de alta a los pocos días.

Es profesora y esta semana la vi camino de un nuevo colegio en un coche grande.

 

Y así otra batalla y así una profesión.