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Batallas ganadas, perdidas, ni perdidas ni ganadas

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Batallas ganadas, perdidas, ni perdidas ni ganadas

Hay avisos que te marcan…este fue uno de ellos.

 

Hay batallas que se ganan

Hay batallas que se pierden

Y hay batallas que se pierden o ganan a medias.

 

(No leas este post si eres aprensivo)

 

Esta batalla se libró una noche fría de otoño en un pueblo cualquiera, afectó a una familia cualquiera que quedó marcada como hubiese quedado cualquiera otra familia.

 

Atendíamos a un señor con fiebre cuando sonó el teléfono, ahorcamiento de varón joven a escasas calles de dónde nos encontrábamos, tras acudir un equipo de primaria que se hizo cargo del aviso que atendíamos, corrimos y mucho…en pocos minutos la policía local nos indicaba que aquella era la casa.

Una minúscula terraza de la tercera planta, porque las desgracias buscan esos lugares casi inaccesibles donde esconder su miseria…subiendo escaleras pasamos por un salón donde una chica joven lloraba y una niña de unos ocho años jugaba con un carrito rosa.

 

Se desconocía el tiempo que había estado en anoxia hasta que su pareja le había encontrado al llegar a casa.

Sus 38 años indicaban que había que pelear, podía, debía tener una oportunidad.

 

El equipo de primaria que le atendía realizaba RCP Básica, el DESA indicaba ritmo no desfibrilable.

Pupilas midriáticas areactivas, sin pulso palpable, quemadura por cuerda alrededor del cuello sin deformidad ni crepitación subcutánea y el monitor indicaba asistolia.

 

Continuamos RCP, Guedel, aislamiento de vía aérea y sonda nasogástrica.

Dos vías del 18, suero fisiológico y adrenalinas IV, tras 15 minutos de SVA pasamos Bicarbonato 1 Molar, 150 ml….al terminar de pasar recuperó pulso, taquicardia sinusal.

 

¡Se nos iluminó la cara!

 

Quedaba pendiente que recuperase consciencia, no le habíamos sedado…

 

Bajar sus 100 kilos de peso intubado, monitor y control cervical por aquella escalera de unos 60 centímetros sobre una lona y a pulso entre dos, fue de esas cosas que no te explicas como pudimos, de dónde sacamos las fuerzas…

Al dejarlo en el hospital buenas noticias…parecía recuperar consciencia, peleaba con el tubo!!!…fue necesario ligera sedación.

 

Atendido por neurología, quedaba pendiente lo más importante tras salvar la vida…ver secuelas.

 

Al terminar la guardia y llegar a casa pude disfrutar de esa sensación difícil de explicar, de esa satisfacción superior y casi incomparable que es ayudar a salvar una vida…así fue durante dos días.

 

Era una compañera quien me llamaba para pedirme un favor y de paso contarme que el chico era muerte cerebral y la familia había donado todos los órganos…¡Todos fueron aptos!

 

Tras colgar, el desasosiego, el bien, pero mal, pero bien.

 

Hoy sé que parte de aquel trabajo, parte de aquella batalla perdida-ganada-perdida, quizá haya que darla como ganada.

 

¡Porque aquella batalla perdida dio vida a otras personas que iban perdiendo su propia batalla!

 

¡Vaya desde aquí mi más sincero reconocimiento a esa familia, a esas familias que toman esa decisión justo tras la peor de las derrotas !

#MarcaPersonalSalud

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