Todos tenemos en nuestras manos un ¡Ya basta!
Te levantas y ves otro día igual, otro bucle de sufrimiento, de fatiga, de rencor, de desesperación…otro día que ojalá pase pronto para volver a caer en el bucle siguiente.
No te ves capaz de luchar, no te ves capaz de huir y decides inhibirte. Meter la cabeza en tu propio agujero de miserea y a ratos regodearte en tu desgracia.
La salud se resiente, tus suprarrenales liberan cortisol y noradrenalina por kilos para mantenerte en esa tensión constante y mortal. Tus pequeños vasos se destruyen, se dispara tu tensión arterial, socavan tus defensas y una maldita célula asesina originará un tumor…
Es así de simple, tu estrés te está matando en silencio y tú lo estás consintiendo.
Sabes que tienes que dar un golpe sobre la mesa, una patada, chillar y mandar todo a la mismísima mierda, pero no puedes…
Llega un día, llega un algo, llega un motivo llega un porqué y te apoyas en él, es el elemento disruptor tan difícil como necesario de hallar si quieres sobrevivir. Te resistes, tus miedos te atan y paraliza tu acción. Y es ahí justo, donde tus ojos tanto tiempo cerrados, te han de servir para algo más que ver.
Decides saltar, decides decir NO y decides vivir.
Sin ese motivo no habrías podido, sin tus ganas nunca lo conseguirás.
Todos tenemos un ¡Basta ya! Úsalo.
#AlbertoLS
Porque no es lo mismo ver que entender…
Oímos, pero no escuchamos
Vemos, pero no entendemos
Porque quien quiera avanzar deberá bucear con mente abierta, cuestionando lo que escucha, huele, toca, saborea y ve.
Solo vemos aquello que conocemos, nos pasa desapercibido lo que ignoramos y necesitamos ayuda para entender si queremos aprender.
Sólo algunos tienen la virtud de haber nacido enseñados y no es mi caso.
Ver y oír con ojos y oídos atentos si, pero con mente abierta!
Abierta a asumir que no lo sé todo, a doblegar mi soberbia si quiero avanzar.
Abierta a asumir que del listo se aprende, del tonto se aprende e incluso del listo ignorante se aprende.
Abierta al error, abierta al éxito y abierta a intentar no repetir el error si busco el éxito.
Abierta a lo diferente, a que en la discrepancia hayamos muchas veces las respuestas a nuestras preguntas.
Abierta a no asumir como cierto aquello de que el dolor más soportable siempre será el dolor ajeno.
En definitiva abierta a entender que no somos tanto como nos creemos y quizá más de lo que a veces pensamos.
Tras una puerta cualquiera un día cualquiera…
En un pueblo cualquiera
Una familia cualquiera se apaga
Lágrimas negras…
El dichoso ciclo de la vida trae luz al día siguiente, sale el sol y sólo el recuerdo queda.
El tiempo no debiera borrar el recuerdo de la inocencia sesgada, arrebatada por la sinrazón.
El tiempo no debiera hacernos insensibles al dolor pasado y futuro.
El tiempo en mi caso no consigue el perdón para el verdugo muerto o arrepentido.
Siempre con las víctimas, nunca con los asesinos domésticos o de tiro en la nuca.
Lo siento, escribo desde la rabia, pero no entiendo de grises en este tema.
Soy intransigente con el asesino de mujeres, niños y hombres!
Soy así y si a alguien no le gusto, ahí tiene la puerta del olvido. Sin rencores sin acritud…
Maldita costumbre la de sufrir por anticipado
Esas tiritas de dolor que ponemos al corazón con la excusa del ” Y si…”
Esa manía atávica de no dejar para mañana las lágrimas que puedas llorar hoy.
Esa costumbre de no saltar por miedo a caer, de sangrar antes que tener herida.
Esa limitación atroz que es el miedo, miedo a todo, miedo sobre todo a lo que aún no pasó.
A veces me pregunto… ¿Y si dejamos el miedo para lo conocido, las lágrimas para lo ocurrido y la pena para lo real?
A veces me pregunto cuánto más fácil no sería esta vida sin tanto “Y si limitante”…